La abuela y su cuento del mes
Saltaba Laurentina por su camino mágico, ese que inventa cada uno en la niñez.
Caminaba muy alegre porque era el día del cuento
del mes.Su abuela vendría a verla y como ya era tradición, le leería un bello cuento, de esos de aventura y amor. Caminaba Laurentina feliz y sin temor.
Los cuentos la transportaban por paisajes verde agua y de flores azules. En su mente navegaban piratas y caballeros, princesas, hadas y bufones. Las historias siempre distintas, de esas con muchas espadas y corazones.
Sentadita en su cama y con las manos entrelazadas, Laurentina muy contenta esperaba y esperaba.
De pronto sintió la puerta y escuchhó pasos que se acercaban, el olor dulce a ciruela de su abuela , a su nariz, ya llegaba.
Por fin te encuentro pequeñita, fue el saludo cariñoso, Laurentina contenía el aire para que su alma no se escapara por el inmenso gozo.
Léeme,
léeme, le dijo con entusiasmo y la abuela con una sonrisa sacó un bello libro
de su maletín
dorado.
Erase una
vez, comenzó a leer la anciana, con la voz suave y entrecortada. Llenitas de magia y amor
las palabras danzaban en el aire como juguetonas y
alegres hadas.Laurentina recorría el paisaje imaginario, conversaba con los personajes y mantenía los ojos muy cerrados.
De pronto, sin saber cómo, todo de esfumó, y dos horas más tarde, en los brazos de su abuela despertó, ¿tuviste lindos sueños?, la anciana le preguntó, la niña la miró y con una enorme sonrisa, le contestó -los mejores abuelita- un beso gordo en su mejilla le regaló.